La temporada influye considerablemente en cómo percibimos los aromas, por lo que elegir un perfume acorde al clima es fundamental. Durante el verano, las temperaturas elevadas intensifican los olores, por lo que los perfumes frescos y ligeros son ideales. Fragancias cítricas con notas de limón, bergamota o naranja, así como acuáticas y aromáticas, son opciones refrescantes que combinan perfectamente con la calidez del verano.
En invierno, el cuerpo genera menos calor, lo que permite disfrutar de fragancias más intensas y cálidas. Los perfumes orientales con notas de especias como la canela, el clavo y la vainilla, así como las amaderadas y especiadas, aportan un toque reconfortante y sofisticado en climas fríos.
Para estaciones intermedias como la primavera y el otoño, considera fragancias equilibradas que combinen frescura y profundidad, como las florales masculinas o los perfumes chipre. Estas familias olfativas son versátiles y se adaptan perfectamente a los cambios de temperatura.