El after shave es ese elixir milagroso que tu piel necesita después de enfrentarse a la cuchilla. Su función principal es calmar, hidratar y regenerar la piel tras el afeitado, evitando irritaciones, rojeces y esa sensación de ardor infernal. Además, dependiendo de su fórmula, puede aportar frescor, cerrar los poros e incluso dejar un aroma irresistible.